Muchas empresas están titulando a sus informes de información no financiera como de sostenibilidad. En un trabajo publicado en la International Journal of Management (Vol.28 nº3), por Graham Hubbard (Univ. de Adelaida) se analiza la calidad de estas memorias de una muestra de 30 grandes empresas internacionales de diferentes sectores de actividad.
Hubbard (2011). Página 824 |
Los nombres con los que se bautizan estos informes según el estudio anterior se repartían como sigue:
Hubbard (2011). Página 834 |
Ante estos datos nos podemos plantear si realmente estos documentos hacen realmente aquello que anuncian, informar sobre sostenibilidad.
En primer lugar, me gustaría diferenciar entre lo que es un estado, la sostenibilidad, y lo que es un proceso, el desarrollo sostenible. Cuando pensamos en sostenibilidad nos viene a la cabeza un concepto ecológico, incluso social. Si una empresa llama a su informe como de “sostenibilidad” es porque se le supone que, con sus actividades actuales, el SISTEMA ecológico y/o social está en equilibrio. Diferente es informar sobre las actividades que la empresa desarrolla para que el sistema se encamine hacia un proceso más sostenible. En definitiva, la sostenibilidad es un estado mientras que el desarrollo sostenible es un proceso.
En segundo lugar, ¿no parece demasiado pensar que cada corporación puede con sus actividades equilibrar un sistema tan complejo como la Tierra? Una empresa puede actuar acorde con los pilares que definen la sostenibilidad, pero la inacción de otra puede compensar negativamente lo que hizo la primera. Incluso, una empresa puede ser muy sostenible ECONÓMICAMENTE pero muy poco ambiental y/o socialmente. A pesar de ser las que mayores efectos tienen sobre el sistema, no podemos considerar a las empresas como las únicas responsables. Las familias y los estados con su dejadez también actúan en contra de la supervivencia del sistema.
Lo mismo nos pasaría si tuviésemos la tentación de titular las memorias como de “desarrollo sostenible”. No es fácil creer que una única corporación con sus actividades pueda encauzar al sistema por la senda que nos llevará a la sostenibilidad.
En cambio, si entendemos que la responsabilidad social empresarial es el instrumento del que dispone el mundo corporativo para contribuir al acercamiento a la senda del desarrollo sostenible, sí que sería más apropiado darle el nombre de informes y/o memorias de RSC o RSE.
Queda clara la diferencia y relación entre los conceptos, pero aún, siendo considerados como equivalentes, se debería haber notado la amplia preocupación por parte de las empresas en las cifras que miden el cambio climático y las diferencias económicas y sociales en el mundo.
Estas últimas líneas van a marcar las siguientes entradas del blog, pues se debería comprobar si tanto bombo en sostenibilidad empresarial tiene su resultado o bien hay que reformular las estrategias aplicadas.
@Paco_Cervera