Ser profesor en educación secundaria se ha convertido en profesión de riesgo. Ya no sólo se tiene que formar a los alumnos de edades comprendidas entre 12-18 años (de media), sino que además se nos pide que les eduquemos. Pero, el rizo se riza hasta volverse imposible cuando se exige que no se adoctrine a los niños en ninguna ideología. Es obvio que si alguien educa lo hace según su forma de ver el mundo, o ¿no lo hacen todos así? Y claro, la forma en que uno ve el mundo es la que va a determinar su ideología.
Como diría Freire, «educar es un acto político».
No hace mucho, días, estuve conversando con una persona sobre este tema. Todo venía por la denuncia que una alumna puso a una profesora por utilizar un término que la denunciante consideró «político». ¿El término? «Països Catalans». La persona con la que conversaba consideró que estaba muy bien, pues utilizar este concepto es, claramente, un intento de «adoctrinamiento».
En mi opinión, si todos actuáramos como la alumna nos pasaríamos el día de juzgado a juzgado, porque TODA ACCIÓN EN UNA AULA ES POLÍTICA.
Como profesor de Economía en Bachillerato, que he sido durante años, el propio currículum de la asignatura es ADOCTRINADOR pues se basa en una visión de la economía según un modelo capitalista y mixto. A mi contraparte en la conversación no le extrañó que así fuera, lo consideró normal.
Pero, ¿no existen otros sistemas económicos alternativos al actual?
Por supuesto que sí. Existen alternativas a este sistema y que, entiendo, deberían enseñarse de la misma manera en Bachillerato.
Cuando uno dice esto, y no hay quien lo resista, te suelen recordar el fracaso del Comunismo en la URSS y, seguidamente, te hacen la pregunta del millón. ¿Existe alguna alternativa mejor al Capitalismo?
Este es mi punto preferido en estas conversaciones sobre adoctrinamiento. Es cuando les haces ver que su visión del mundo está condicionada y que un alumno podría acusarles de adoctrinamiento.
¿No es opinable que el sistema de la URSS fuese el Comunismo?
Ciertamente, en sus orígenes, este era el objetivo. Lo sucedido después, lo separó mucho de su consecución. Pueden leer esta entrada: «Unión Soviética: ni soviética, ni comunista, ni socialista, ni democracia, ni popular: Capitalismo!«.
Sinceramente, ¿es realmente bueno el sistema capitalista?
En la respuesta a esta pregunta queda claro lo difícil que es separar una manera de ver el mundo de las condiciones particulares que nos rodean. Es que no es lo mismo el capitalismo para nosotros que para África. Tampoco lo es para los habitantes de una ciudad en Colombia o los miembros de una tribu en el Amazonas. Ni lo es para el capitalista, ni debería de serlo para el trabajador.
Miren:
Para concluir, una reflexión:
Queremos que los niños sean creativos. Algunos pretenden que los futuros emprendedores lo sean aportando innovación en varios aspecto. Pero, ¿se puede conseguir enseñando una visión unívoca del mundo?