L@S TRABAJADOR@S COMO ALTERNATIVA


Estamos donde estamos (frase política) y debemos pensar en cuáles son las alternativas a las que nos enfrentamos para poder salir de la crisis. El Gobierno ha decidido pagar lo que se debe, y desde la Unión Europea (UE) y Fondo Monetario Internacional (FMI) así se nos exige. Para devolver casi el 400% de nuestro PIB, se plantean varias alternativas, ninguna es una opción mágica pero alguna de ellas debe ser elegida.
A la que nos estamos enfrentando es que el Gobierno, UE y FMI, ante la imposibilidad de devaluar la moneda (hacernos más baratos hacia el exterior) sólo puede disminuir la cuantía de lo que los trabajadores cobran. De esta forma, los trabajadores españoles son más pobres respecto al exterior y se consiguen dos cosas. La primera, es que los costes salariales de las empresas sean menores y por tanto, sean más competitivas respecto a sus competidoras en el exterior. Al ser más baratos nuestros productos, relativamente, aumentarían nuestras exportaciones. La segunda cosa que se busca es que, al ser más pobres los habitantes de nuestro país, las importaciones se reducirán. Por tanto, aumento de exportaciones y disminución de importaciones nos llevan hacia la busca de un superávit comercial que podamos dedicar a devolver la deuda. Estas medidas que se están tomando, no son nuevas. En la crisis del sureste asiático de 1997, fueron estas medidas las que el FMI obligó a implantar. En mi opinión estamos intervenidos de facto, estamos aplicando las mismas medidas que nos obligarían desde fuera. Empobrece a tu población para generar superávit y así pagar.
Otra opción, siempre pensando en pagar, sería renegociar la deuda. El Gobierno debería sentarse a renegociar los plazos y cantidades a devolver (quitas). Si algo parece claro, es que si estamos muy endeudados es porque alguien nos prestó. Entre todos debemos asumir responsabilidades, y entre ellas está que los prestamistas asuman pérdidas. Pero con esto no es suficiente para devolver las deudas. Se tendría que buscar estimular el crecimiento económico y generar recursos para poder pagar.
Cuando se dice que se quiere crecer, se habla de aumentar el PIB del país. Si definimos esta macromagnitud como la suma del consumo (C), la inversión (I), el gasto público (G) y el saldo exterior (Exportaciones (X) menos Importaciones (M)).
PIB = C + I + G + X – M

El Gobierno actual ha decidido:
Aumentar los impuestos, tanto directos (sobre la renta), como indirectos (sobre el consumo. Afecta esta decisión al consumo privado, a la inversión empresarial y a las importaciones que disminuirán. Para hacer crecer el PIB, nos quedarían el G y las X.
Disminuir de forma espectacular el gasto público. Casi diarios son los titulares en prensa en relación a los recortes en sanidad, educación e inversión pública. Por tanto, tenemos que la G, también disminuye.
– Nos quedan las exportaciones. Para aumentarlas, nuestros productos tienen que ser o muy buenos, o muy baratos. Si se reduce el presupuesto para investigación, se aumentan los impuestos a las empresas, se reduce el gasto en educación, parece que la alternativa es ser baratos. ¿Y cómo somos baratos? Reduciendo los costes de producción, lógico. Podemos reducir los costes bien aplicando nuevas tecnologías (no parece ser, ya explicado), reduciendo el porcentaje de beneficios y/o reduciendo los costes laborales. La Reforma Laboral, las diferentes bajadas de sueldo a funcionarios y precarización de sus condiciones laborales, actúan hacia una brusca reducción de los costes laborales. Tendremos productos baratos para exportar a costa de peores sueldos.
Si analizamos lo anterior en conjunto, observamos que disminuyen componentes como el consumo (aumento de impuestos y reducción de renta), disminuye inversión (aumento de impuestos y disminución de beneficios), reducción del gasto público, disminución de importaciones. Sólo el incremento de las exportaciones puede hacer incrementar el PIB. Pero para compensar todos los descensos nos tendríamos que empobrecer mucho. Esta es la opción que nos exigen los “mercados”.
La otra opción, y teniendo en cuenta que queremos pagar, aunque quizás no ahora, es siguiendo políticas que ya se aplicaron:
Aumento de salarios. Si se da fuerza a los sindicatos, y estos desarrollan su función, se pueden renegociar las condiciones laborales de los trabajadores, eliminar la reforma laboral. Con ello lo que se consigue es un incremento (al menos no empeoramiento) del consumo, o del ahorro. Al mismo tiempo, y manteniendo los impuestos, se podría ingresar más por parte del Estado. Al aumentar el consumo, se ingresa más por impuestos indirectos (IVA), más por impuestos directos (IRPF). Estos mayores ingresos de las familias permiten el pago de sus deudas con los bancos.
Las empresas, ante este aumento de los costes laborales, pueden, disminuir beneficios (tasa de) o investigar en nuevos productos o técnicas de producción para reducir sus costes. Tendríamos productos diferenciados y de calidad. Que “fácilmente” podríamos exportar. Las empresas disponen de fuerza laboral suficientemente formada para ello. Aunque deben asumir una mayor participación de las rentas laborales en el producto final.
El Estado como ya se ha comentado, podría ingresar más. Al menos podría mantener las inversiones en educación y sanidad, el mantenimiento de las infraestructuras.
En mi modesta opinión, estoy seguro que la segunda opción es posible. Pero, ¿qué hace que no se aplique?
Básicamente, creo que dos motivos, el miedo a los mercados de capitales y que retiren sus inversiones de España, muy probable. Pero, ¿quién te asegura que no los retiren ya ante las pocas perspectivas de crecimiento? Y la ideología, podemos pensar que el Estado distorsiona a los mercados y que éstos se autoajustarán dentro de un periodo de tiempo. Pero, tenemos demasiados ejemplos en los que la autorregulación de los mercados no ha funcionado, uno es el mercado de capitales.
Por tanto, debemos elegir, sin miedo y evaluando las consecuencias de cada elección. Por todo lo escrito antes y porque, ni Portugal, ni Grecia, ejemplos de la opción de empobrecimiento de su población, no crecen. Porque creo en la población española y sus capacidades, por todo, elegiría la segunda opción.
Renegociar nuestras deudas con los acreedores y asumir TODOS nuestra parte de responsabilidad sobre la burbuja. Después, por qué no, optar por dar fuerza a los trabajadores. No somos unos holgazanes, somos una alternativa.
No pretendo demostrar ni que tengo la solución (ojalá) ni que la economía es tan sencilla. Simplemente estoy opinando sobre algo, y mi opinión es como la de todos, cuestionable. Pero, he de decir que los razonamientos que acabo de aplicar se estudian en las facultades de economía, no los creo descabellados.
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