Sobre las diferentes responsabilidades y el futuro de la #RSE.


Todas aquellas personas interesadas en la RSE como motor de cambio hacia una sociedad mejor deberían estar preocupadas por la evolución que se le prevé al concepto, en mi opinión, ya puramente empresarial. Repasando un manual[i]de contabilidad he encontrado un tema sobre Contabilidad Social, en el que se relacionan las diferentes responsabilidades que una empresa tiene con la sociedad de la que forma parte. Y es a partir de estas responsabilidades sobre las que quiero verter una opinión de lo que se intuye va a ser la victoria del significado instrumental del término RSE.

Las responsabilidades que se les supone a las empresas no son muy diferentes a las que se nos exige como ciudadanos. En concreto, estas son:
a. Responsabilidad económica: Va a depender del sistema económico en el que se participe por parte de la empresa. En nuestro caso, dentro del sistema mixto capitalista-economía de mercado, la función es producir y/o prestar aquellos productos que son demandados por los consumidores. Lo hará eligiendo aquella combinación de factores que sea más eficiente desde el punto de vista técnico y económico, para así, obtener beneficios para remunerar a los propietarios. Por supuesto, dentro de las funciones que se encomiendan a las empresas dentro del sistema, está la de pagar impuestos y colaborar en sufragar el bienestar social.
Esta responsabilidad se ha interiorizado sin ningún problema (en parte), no sólo por el mundo empresarial sino en la sociedad en su conjunto. Pero, es en esta responsabilidad donde se debe penalizar el comportamiento irresponsable de ciertos directivos que llevan a sus corporaciones a la bancarrota por asumir riesgos excesivos en la búsqueda de “máximos” beneficios.
b. Responsabilidades legales. Las leyes son las normas de obligado cumplimiento de las que se sirve una sociedad para su convivencia y que marcan el límite inferior a partir del cual las acciones dejan de ser irresponsables y pasan a ser delito.
Las normas se fijan por el poder político elegido por el pueblo y por tanto,  reflejan la voluntad del mismo. Pero, ¿es esto cierto? Las bien conocidas “puertas giratorias” han puesto de manifiesto unas maniobras “oscuras” (ya no tanto) en las que algunos políticos, que han legislado de determinada forma, años después, han pasado a formar parte de empresas beneficiadas con la legislación.  No sé qué les habrá parecido el Borrador de la Estrategia Española de RSC, pero creo que huele a una sola parte.
Se prevé una menor presión legal sobre los negocios ya que es bien sabida la aversión que existe en el mundo empresarial a las leyes que les afectan, a no ser que defiendan el derecho de la propiedad. Si la definición más usada de RSE por parte del mundo de los negocios es la de “acciones que van más allá de lo legal, en sentido positivo(…)”, con una legislación más laxa, casi todo lo que harán las empresas será RSE, ¿no creen?
c. Responsabilidades éticas.  Es aquello que no queda recogido en las leyes y que en cierto modo refleja la idiosincrasia de una sociedad. No cabe duda que nos podemos encontrar con comportamientos legales pero no éticos, sería el caso del auto-alquiler de la casita de Pedralbes de la Infanta Cristina (más datos).  Creo que es en este apartado, donde la RSE estratégica tiene más que hacer en esta batalla. Pero necesita de compromiso activo, algo que no cuadra demasiado bien con negocio.
Aquello que está bien o mal, que es incorrecto o correcto, depende de gran cantidad de variables, aunque no todas con el mismo poder.  Por ejemplo, cada español pasa de media 4 horas diarias frente a la televisión, por lo que este medio va a ser muy importante para dar forma a las necesidades éticas de una sociedad. Los medios de comunicación son empresas que se rigen por criterios económicos y, por tanto, no van a utilizar los medios para endurecer los estándares éticos sobre el comportamiento empresarial. Nunca tirarían piedras sobre su propio tejado, por supuesto. No porque sean conscientes o no de esta ocultación, sino porque han aprendido a hacer negocios bajo estas consideraciones éticas. Es aquí donde aparecen las escuelas de negocios y su responsabilidad por la persistencia de la irresponsabilidad. Más aún si quien debe instaurar estrategias de RSE en grandes compañías son las grandes consultoras, que parten de una irresponsabilidad manifiesta. Pensemos en las estrategias que pueden implementar aquellos que consideran normal tener sedes en paraísos fiscales para pagar menos impuestos (¿legal?, pero sin duda nada ético).
Incluso, los niños de ESO consideran normal y algo deseable, que las empresas se dediquen a perseguir el beneficio y se olviden de lo demás (lo sé de primera mano y no era Friedman el que contestaba). La educación, familias, el conocimiento informal, todo, desde hace años, va encaminado hacia el negocio de la vida. Nos educan parea ser felices teniendo más, incluso en televisión se felicitan de un +0,1% de crecimiento del PIB, sin preguntarse cómo se ha conseguido, “más es mejor”, y sí, lo hemos interiorizado.
Si la ética depende de las personas, y estas han sido en gran parte educadas por empresas, no podemos esperar más que lo correcto e incorrecto se asemeje mucho a los valores y principios empresariales.
A pesar de las dudas, veo en esta responsabilidad un campo dónde no todo está decidido. El compromiso activo de cada persona tiene mucho que decir. Debemos confiar en el trabajo que se está realizando desde algunas universidades, grupos civiles, algunos consultores, pero creo que hace falta colaboración y redes. Quizás sería conveniente huir del adormecimiento que producen ciertas prácticas y centrarse en el meollo, lo importante.
d. Responsabilidad filantrópica. Acción que tiene efectos narcóticos en la sociedad. Nace de la propia empresa y puede tomar diferentes formas. Desde donaciones de dinero a Cáritas, construcción de escuelas y hospitales, concursos de emprendedores, etc. Está bien la filantropía aunque no debería esconder otras intenciones que las de la simple ayuda sin contraprestación. A mi parecer, incluso deberían ser anónimas y desconocidas por la sociedad. Además, tampoco se debe dar aislada de las demás responsabilidades, hasta el punto que cualquier política de RSE debería considerarla como último recurso después de cumplir con las anteriores.
Si para algo existe esperanza en la RSE es porque podría cambiar todo aquello que nos ha llevado hasta esta crisis, la importante, la “Crisis de Responsabilidad Social”. Pero en los diferentes frentes se está fraguando la victoria de una RSE inocua y que va a instaurar a perpetuidad una forma de hacer negocios enferma y que en nada nos beneficia al 99% de la población.  Nos tenemos que esforzar para desplazar el poliedro y dejar al descubierto las múltiples caras (no sólo una, que es la que más ve), visiones, que tiene esto de la responsabilidad social. Temas como la investigación, pública y/o privada, los efectos de las estrategias empresariales sobre la economía en su conjunto, los incentivos de los agentes económicos, movimientos sociales, servicios públicos o privatizados, son temas que se deben asumir como relativos a formas de hacer negocios, y por ende, RSE. 
@Paco_Cervera


[i] Carrasco Gallego, Amalia et al.: “Estados financieros. Teoría y casos prácticos”. Pirámide. Madrid, 2009.

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