La economía de mercado (nueva denominación del capitalismo) pretende resaltar las bondades de este sistema económico para con los consumidores. En teoría, en este sistema económico es este agente el que le dice al mercado aquello que se debe producir. En la práctica, las empresas han encontrado formas de actuar a través de las cuáles poder “guiar” a los consumidores en sus decisiones.
Podemos pensar que las empresas sólo tienen en cuenta el obtener la máxima ganancia y para este fin, utilizan sus recursos. Aunque actualmente la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se está imponiendo como un sistema de gestión válido. Las empresas que utilizan la RSE obtienen más rentabilidades a largo plazo, que aquellas que no lo hacen. Además, con este sistema de gestión se crea valor para los stakeholders, hecho diferenciador.
Los consumidores formamos parte de los grupos de interés de aquellas empresas de las que somos clientes. Por tanto, las empresas tendrán en cuenta nuestras inquietudes en sus estrategias según esta forma de gestión.
Si la RSE beneficia a las empresas, ¿nos tendrán en cuenta, siempre, en sus decisiones? No debemos olvidar que las corporaciones existen para ganar dinero. Si existe alguna alternativa que proporcione mayores beneficios, los gestores de la empresa tenderían a aplicarla.
Los consumidores podemos beneficiar (comprar) a aquellas empresas que se comporten responsablemente en el mercado. Del mismo modo, debemos penalizar (dejar de comprar) a las que se comportan irresponsablemente. Simplemente con este comportamiento podemos obligarlas a que la RSE sea la forma más rentable que exista para gestionar la empresa. Pero, ¿lo hacemos? Básicamente, según el Informe Forética del 2011, las personas preferimos castigar a aquellas empresas que se comportan irresponsablemente, ante igualdad de precio. La opción de la discriminación positiva, aunque se consolida no adquiere la misma importancia que la negativa. Para datos del 2010, un 71,7% de la población se agrupaba en desimplicados o ajenos ante la RSE.
Si en la economía de mercado, el poder lo posee el consumidor (con renta y otras objeciones) y la RSE, es un sistema de gestión empresarial en el que todos ganamos, debemos implicarnos más en el conocimiento del comportamiento empresarial para exigirles una mayor implicación en el bienestar de la sociedad.