Crisis en el azulejo o reconversión.


Los datos del cuarto trimestre de 2022 que nos ha proporcionado la Encuesta de Población Activa (EPA) para las comarcas castellonenses no ha sido buena. Si bien es cierto que para el conjunto del País Valenciano parece que la lectura es positiva, para nosotros, el haber perdido 12.900 ocupados en un trimestre, no parece un buen presagio y que hay que estudiar de manera urgente y profunda.

Si estudiamos los datos por sectores vemos cómo es el sector industrial el más afectado con una pérdida de 4.400 ocupados, lo que explica el 34% del total. En términos anuales, comparando la pérdida de empleo en el sector industrial vemos que tenemos 12.600 ocupados menos que en el cuarto trimestre de 2021. A pesar de los ERTE se está destruyendo empleo en el sector industrial provincial y podría estar mostrando una reestructuración sectorial en el azulejo o bien, una crisis provocada por el incremento de los costes energéticos o, por qué no, una mezcla de ambas cosas.

No podemos afirmar, como hacen desde el Partido Popular, que la existencia de una correlación pueda ser considerada como una causalidad. Lo que quiero decir es que desde el PP se afirma que la disminución en el empleo industrial es consecuencia de los elevados costes energéticos y de Pedro Sánchez que no los subvenciona suficientemente. Como hablar es gratis parece que ya está, pero hay que ir uno bastante más allá a la hora de hacer un diagnóstico a ver si luego derrochamos dinero público en medidas que no son las más adecuadas.

Desde hace años, el sector azulejero está viviendo una época de fusiones y absorciones donde han ido desapareciendo aquellas pymes familiares y apareciendo los grandes grupos y fondos de inversión que vamos conociendo en la actualidad. Estos procesos son consecuencia de la propia inercia del mercado que busca grandes organizaciones para aprovechar mejor las economías de escala de las que disfruta. Como ya vimos con el sector bancario, el proceso de concentración empresarial conlleva la destrucción de empleo debido, lógicamente, a una reestructuración del sector y búsqueda de la eficiencia en los costes, que no deja de ser el objetivo final. En el sector se presumía que, a pesar de la oleada de fusiones y adquisiciones, no sólo se mantenía el empleo, sino que aumentaba levemente. La cuestión para hacernos era si resultaba lógico en términos económicos este hecho.

¿Y por qué toda esta historia? Pues, porque una empresa no se deshace de su fuerza laboral así porque así, a no ser que ya no le vaya a ser útil definitivamente. Sí es cierto que los precios del gas, en una industria gas-intensiva, tienen un impacto importante. Pero también lo es que los precios han bajado y que el problema ahora es la estabilidad de estos y la falta de demanda, según afirman desde el propio sector. Entonces, ante una situación coyuntural no sería recomendable tomar decisiones que afectan a la estructura empresarial, a no ser que estés adaptando esta estructura a una nueva realidad.

La nueva realidad a la que se debe enfrentar el sector es un mercado internacional donde compiten vía precios y deben aprovechar al máximo las economías de escala para abaratar la producción lo máximo y seguir siendo rentables como lo eran en 2021. Además, el sector tiene que reducir un 55% sus emisiones para 2030. En ambos casos resultan más provechosas las ayudas directas que los ERTE, ya que los despidos se producirían igual, mientras que con las subvenciones matamos dos pájaros de un tiro.

El PP continúa en su estrategia electoralista de mover las calles para hacer caer el gobierno, tanto central como autonómico. A los de Más Madrid Valencia y el PSOE valenciano los vemos sorbiendo y soplando, mientras que desde Podemos se intenta pedir ayudas condicionadas al mantenimiento de los puestos de empleo.

Llámenme loco, pero pienso que todo esto del Pacto Verde Europeo y Fondos Europeos no son más que una gran subvención, que costearemos la clase trabajadora, para pagar la reconversión industrial europea de la misma manera que ya pagamos los pufos del sistema financiero. El chantaje al que estamos sometidos por las grandes corporaciones sólo puede evitarse con ambición social y política que trabaje por una economía más diversificada, de proximidad, justa y sostenible.

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