No hay nada que una más a esta nación de naciones que la envidia. En serio, más que los Borbones y la selección de fútbol. País que se divide en dos mitades y que a su vez se subdividen en partes que se subdividen y así hasta el infinito. Digo esto por lo sucedido esta semana en el mundo noticiable. El autobús con vulva y pene, y el linchamiento en redes a Jordi Sevilla. Dos cuestiones que me han llegado a subdividir hasta a mi mismo.
El asunto del autocar de la secta ultracatólica me parece deleznable y merece un castigo social. Lo que no tengo claro es si merecía o no ser prohibido. Personalmente, me da miedo el prohibir y prefiero la educación.
Pero lo que quería yo explicar es mi posición de apoyo a Jordi Sevilla. Como dice el título de esta entrada «más vale caer en gracia que ser gracioso» y esto parece ser lo que le sucede a este señor. No sé si desde antes de su famosa conversación con Zapatero:
Sevilla: Esto está chupao, a no ser que quieras hacer una tesis doctoral.
Zapatero: Sí, pero es complicado tú prefieres que lo entienda ¿no?
Sevilla.: Lo que tú necesitas saber para esto son dos tardes.(Septiembre de 2003. Jordi Sevilla, diputado, a José Luis Rodríguez Zapatero, entonces líder de la oposición).
Pero sí que desde entonces cada cierto tiempo le llueve una tormenta de insultos por cualquier motivo espurio que puede, o no, ser verdad. Recuerdo, porque ya lo defendí en este blog, la que le cayó por un tuit sobre las leyes de la economía. Sobre “leyes” económicas y Sevilla, lo titulé y lo pueden leer.
Sin tiempo en expandirme demasiado, vamos al grano. En noviembre de 2016, Sevilla ficha por la consultora de comunicación Llorente y Cuenca. Recordemos que dimitió en octubre de su puesto en el PSOE tras la «dimisión» de Pedro Sánchez. Primera cuestión, ¿puede firmar una persona como Sevilla por una empresa tan importante? Veamos su CV.

Parece ser que sí. Tiene experiencia, estudios y contactos de años en lo público. ¡CUIDADO! LO PÚBLICO.
Claro, no había caído que quien trabaja en política, o haya trabajado, no puede trabajar después en nada más hasta morir. «Puertas giratorias» se llaman. En este punto me ha pasado como con lo del autocar, tengo mis recelos.
A mí, como ciudadano, me gustaría que los políticos que trabajan para mi país fuesen los mejores conocedores, expertos y/o técnicos del mercado en su campo. Una persona que influya en aquello que pueda en la consecución de las políticas que los electores han votado. Bien.
Algunos, para estos casos exigen sueldos míseros (en relación con los que se pagan en el privado) en política porque afirman que la gente entra en política para enriquecerse. No sé ellos, pero conozco a algunos políticos cuya máxima para estar en política es el bien común. Sí, existe gente así. Podemos suponer que además es bueno en lo que hace y sabe. ¿Cuánto le pagarían desde el sector privado? Hay personas que han dedicado mucha vida a luchar por lo que cree y con consecuencias en su vida personal. ¿Estaríamos todos dispuestos a ello? Lo dudo.
Esos mismos que exigen sueldos bajos para los políticos piden, también, una duración máxima de la vida política. Tampoco tengo una opinión clara sobre este asunto. Si a alguien le gusta este trabajo y lo hace bien, oye, pues gracias. Pero supongamos que después de pasar por la política tiene que vivir. ¿En qué puede trabajar? ¿En algo que no esté relacionado con lo que haya hecho en política? Pero, si se ha estado preparando para ello desde joven.
Ahora, resulta que el BBVA, a través de la consultora anterior, ha contratado a Sevilla para que lo asesore en materia de las «cláusulas suelo». ¡HORROR! Izquierda y sus esencias.
Le han acusado de incoherente al defender una cosa en el programa del PSOE y, en cambio, ayudar a la «malvada banca». Cuidado aquellos que os habéis definido alguna vez de «izquierdas» de colaborar con el sistema. Muchos de estos impolutos son el ejemplo del mal que nos corcome ideológicamente. Ni comemos ni dejamos comer. Así nos va.
¿Quién querrá entrar en política si tiene familia que mantener? ¿Quién se definirá de izquierdas?
No sé si es el caso de Sevilla, no le conozco personalmente. Ideológicamente solemos converger poco (excepto en sus análisis de los efectos de la reforma laboral del 2012), pero sólo le puedo dar un consejo:
¿Qué venganza quisiste
ayer del envidioso
mejor que estar él triste
cuando tú estás gozoso?Coplilla de don Sem Tob.
La mala prensa y la posverdad, todo cayéndole a Jordi Sevilla a través de RRSS. Menudo mundo estamos construyendo.
GRACIAS.