«Venceréis porque tenéis la fuerza, pero no convenceréis»

Unamuno se enfrentó a Millán-Astray, cuando este último, en un acto en la Universidad de Salamanca, gritó: «Muera la inteligencia. Viva la muerte». Por poco no le pasa lo de García Lorca.
Hoy en día se continúa venerando a personajes como éste (el tuerto) porque la historia que nos cuentan viene, aún, de una sola parte, la que ganó la Guerra Civil. La unión entre los amantes de los cuarteles y la Iglesia Católica nos volvió a retrasar en el devenir de la historia de la Humanidad. Ganaron la guerra y perdimos todos. Y es que 50 años de propaganda franquista necesitaría de, al menos, otros 50 de contrapropaganda para rescatar a nuestro cerebro de esa doctrina católico-militar. Muchos continúan esperando a la figura de un líder (o lideresa, algo hemos avanzado) que les saque de su mierda de vida.
Hoy en día, es muy triste ver a jóvenes, cuyos antepasados lucharon por evitar que la sociedad española se estancara en el XIX ,rendir pleitesía a símbolos que representan a esa oscura etapa. En estos jóvenes se refleja la frase de Millán-Astray, ha muerto su inteligencia y encima lo celebran con un «Viva la muerte».
La falta de inteligencia la tapan con la fuerza. El miedo. El famoso miedo que se apoderó de uno de los bandos, los vencidos. Los vencidos y hasta hoy humillados por los que vencieron entonces y sus herederos naturales actuales, pero además, por nietos y bisnietos inútiles que hoy reniegan de su propia familia.

Gente que hoy ocupa cargos en un partido que luchó por la libertad y que pretende absolver de un plumazo la corrupción actual, la falta de respeto por esas víctimas, aún en cunetas, y todo el daño que ocasionaron a una sociedad, la española, que empezaba a mirar de tú a tú a Europa.

¿Tanto miedo os da la libertad? ¿Tanto miedo os da la izquierda?

Inútiles que se sirven del dinero de todas para hacer su obra. Como señores que regalan su tiempo y «su» dinero a los pobres, mirándolos con desdén. Les encanta que la sociedad los aclame: