Si no lo habéis visto, entrad en twitter y escribid el hashtag #TodosSomosLeoMessi. Mediante el cual, el FC Barcelona ha querido que la gente envíe mensajes de apoyo al astro argentino, después de haber sido condenado a 21 meses de prisión por haber defraudado a Hacienda 4.1 millones de euros. Es vomitivo.
Un delincuente (por sentencia provisional) recibe apoyo por haber robado a las arcas públicas unos setecientos millones de las antiguas pesetas. Pero que además sea un club que se las ha tenido para evitar que Neymar, otro jugador, no sea condenado por sentencia, pactando una multa de cinco millones de euros, el que pida este apoyo es de juzgado de guardia.
¿Estamos locos o qué? Pues no, estamos gilipollas, y mucho.
Aunque algo intuíamos en Valencia y Madrid, se confirma que también en Catalunya. Nos gusta que nos roben, debe haber algún gen que nos diferencia del homo sapiens y que nos dirige, de manera involuntaria, a elegir y admirar aquellos que nos quieren mal.
Al menos, los que votan a ese partido, que tanto mal ha repartido por territorios como los enumerados antes, suelen esconderse en el anonimato de un voto. En cambio, los forofos que han dado su apoyo al jugador de fútbol lo han hecho a cara destapada. A los periodistas deportivos catalanes, que son el brazo armado del Barça en los medios de comunicación, se les esperaba. Pero que aparezca una monja, Sor Lucía Caram, defendiendo a un delincuente cuyo delito va en contra de lo que la monja, y su empresa, defienden, me ha removido el estómago.
Pues sí, señora. Leo es, quizás, el mejor jugador de fútbol de la actualidad. Pero no por ello debe saltarse la ley y dejar de pagar lo que le corresponda a Hacienda. Y es que con ese dinero se pueden hacer muchas acciones que se recogen dentro de lo que denominaría Justicia Social. Aunque creía que usted también lo pensaba:
Y que no sólamente esto. En fechas anteriores, cuando se hizo pública la sentencia al argentino soltó por RR.SS. acusaciones como las siguientes:
No me digan que no es una bestialidad todo. Pero, seguramente, la Pantoja y Bárcenas no son culés ni argentinos. Y el PP no es el Barça ni la Iglesia.
He de confesarle señora Caram que jamás he confiado en aquellos que sólo se quejan. O qué pretenden lanzar una piedra pero se la dejan a los demás para que ellos se ensucien. Quizás por salir vestida de hábito para soltar una serie de obviedades que si suenan bien no aportan nada al debate, siempre me he preguntado cuál podía ser su papel. Si no fuera vestida como va nadie le habría hecho caso, pero como producto vende bien: «monja, argentina, culé e independentista» y «azote de los políticos corruptos». La gente piensa que ojalá toda la Iglesia fuese igual. Pero les digo a esa gente que no se olviden que la Iglesia no paga impuestos, recibe dinero que no declara y por si fuera poco el Estado la financia a través de nuestros impuestos (no me diréis que como empresa pública no es de lujo).
Sólo recordarles que lo que sale en televisión no tiene porque ser verdad y que muchos de los expertos que salen en spots publicitarios no son más que actores. Ah, que no hace publicidad esta señora, que no es una actriz. Bueno, aquí está el peligro, pues hemos bajado nuestras defensas ante lo que suponemos es noticia y no publicidad.
Me gustaría centrarme en el papel que puede tener, o podría haber tenido, este personaje durante la crisis. Sencillamente ha servido a los poderes fácticos para echar la culpa a los políticos y repartir parte de la misma a toda la población. Ha trasladado el discurso de que el sistema puede ser más justo si todos ayudamos, por ende, como no ayudamos lo suficiente es injusto. Ha puesto en valor las palabras de los Evangelios dejando bien claro que la Iglesia está para ayudarnos. Ha disfrutado de horas de televisión para que su discurso, disfrazado de activismo, llegue bien a las familias perjudicadas por la Globalización.
Comparto unos vídeos para que los miren y escuchen con detenimiento:
O miren el programa en el que fue protagonista en Cuatro, La Caja. En él se enfrentaba a unas vidas de lujo y que le van sirviendo de excusa para soltar unas frases indignadas que tan famosa la han hecho:
Cuatro/temporada-2/programa-1/T02xP01. Sor Lucía Caram.
Ese papel adoctrinador y de gestión de la indignación que hemos visto en España durante estos años por televisión ha servido para que el aborregamiento social llegara a tal punto que no hiciera falta salir a las calles ni a pasturar. Sobre este tema hay mucho que hablar, pero no aquí, ni ahora.
Estos personajes también suelen utilizarse para buenas causas que servirán, además, para limpiar la imagen pública de alguna empresa. Miren la campaña Gran Recogida de Leche, patrocinada por la Obra Social de La Caixa. Es una campaña en la que se va a recoger leche para que «los niños disfruten de una infancia plena». Me parece genial la iniciativa.
Pero si indagamos un poco más vemos que CASUALMENTE la campaña tiene un enlace que va directo a la empresas que han colaborado en esta campaña, y según se presentan «son las empresas que ya han puesto de su parte para conseguir que 350.000 niños en este país tengan garantizada la leche que necesitan para su desarrollo físico y cognitivo».
¿Qué empresas han colaborado? ¿Sabemos si las empresas que han donado tratan de manera justa a sus trabajadores? ¿Los sueldos permiten alimentar a los hijos de los trabajadores para que «disfruten de una infancia plena»? ¿Los contratos de trabajo de sus trabajadores permiten planificar el futuro de esta infancia? ¿Tiene, o ha tenido que ver, La Caixa con que la situación de tantos niños sea tan complicada? ¿Sabemos si la leche que se dona pertenece a empresas que pagan un precio justo a sus ganaderos? ¿Pagan sus impuestos, sin evasión ni elusión, todas ellas? Y Messi, Ronaldo, Neymar, el Barça, el Madrid, quien sea, son empresas, y todas ellas deben cumplir con su obligación de poner pasta en la hucha común, no la que consideren, sino la justa establecida por ley.
Así, si hacen caso, más que acción social estarán haciendo de sus empresas organizaciones responsables
Todas estas preguntas con difícil respuesta son las que se obvian cuando una monja, activista, da su imagen para salvar del hambre a unos pobres niños. Tampoco permite ver como es una barbaridad qué en pleno siglo XXI existan niños que pasen hambre o estén mal alimentados.
Y termino con una frase del genial Eduardo Galeano:
«La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.»