Estamos asistiendo un espectáculo indecente protagonizado por las fuerzas de «izquierda» de este país. Cuya finalidad parece ser desmoralizar a la mayor cantidad de masa social generando la tan manida «indefensión aprendida». ¿Para qué votar si al final son todos iguales?
Y me centro en la izquierda (voy a incluir a los abajo también, espero me sepan disculpar) porque me preocupa la falta de alternativa real que está mostrando. En este espacio ideológico se han borrado, de un plumazo, las utopías que lo caracterizaban. Parece como si se aceptara, sin la más mínima resistencia, que el discurso neoliberal no puede ser rebatido. La progresía actual a lo que más aspira es a volver al pasado capitalista antes que proponer medidas de ruptura serias.
En el actual juego entre PSOE y Podemos de ver quien consigue doblegar al otro estamos llegando a situaciones realmente vergonzantes. Primero, el PSOE (socialista y obrero) se escandaliza cuando Podemos (abajo) le exige que tome medidas que en otros tiempos ya había defendido el primero. Pero, es que Podemos ha planteado un documento de 97 páginas en las que expresa SU idea (no sé si consultada con los círculos) de lo que debería ser un «Gobierno de Cambio».
Si analizamos las propuestas, exclusivamente, económicas nos haremos una idea de lo perdidos que andamos en cuanto a la aparición de una alternativa real al establishment actual. La calidad en cuanto al diagnóstico descriptivo de qué es lo que nos ha llevado a este punto en mi opinión se merece un «excelente». Huelga decir que ya me lo esperaba pues, este partido, siempre se ha caracterizado por hacer una descripción crítica del pasado de muy buena calidad. En cuanto a dónde se quiere llegar parece como si se hubiese renunciado a un mundo diferente y nos quisieran retrotraer a la Europa de después de la Segunda Guerra Mundial, la de los Estados de Bienestar.
Pero como comenté en una entrada en este mismo blog (más enfocada a la empresa, pero muy útil para entender un proceso de cambio) se necesita explicar a aquellos afectados por el cambio qué se van a encontrar por el camino y cómo será el puerto de llegada. Como he dicho antes, el «puerto de llegada» parece ser la Europa de post-Guerra Mundial II, pero no queda nada claro, NADA NADA, si el camino que tenemos que recorrer es plausible o no. En la actual situación de un mundo globalizado, con gran poder corporativo, libertad de movimiento de capitales, sin un frente opuesto al hegemónico, la alternativa a todo esto es volver a la situación anterior, también de Capitalismo, pero endulzado por las élites. No sé si se pretende crear una nueva URSS o no (ironía ON). Me parece del todo disparatado, pero es que lo es.
Como parece evidente que no han tenido en cuenta las reacciones del capital a sus medidas, cualquier previsión que aparezca no deja de ser una especie de predicción esotérica.
Por ejemplo, el incremento de 28.000 millones en la recaudación por impuestos me parece genial. Pero, ¿quién paga el IRPF? Los ricos, no. Los asalariados. En el caso de Sociedades, los 12.000 millones de incremento, ¿salen de las grandes empresas? Lo dudo, la ingeniería fiscal, la existencia de paraísos fiscales, lo hace muy complicado. Y las pymes, ¿pueden soportar una mayor presión fiscal sin perjudicar las condiciones laborales de sus trabajadores? La disminución de 4.000 millones en la recaudación por IVA me parece una contradicción con lo que se presupone de función expansiva que va a tener en la demanda estas medidas expansivas propuestas. Un dislate.
A pesar de no dar mucha fiabilidad, las cantidades exactas cuadran. Lo de Activo = Pasivo es inmutable. Además sin financiación externa que nos complicaría mucho el discurso.
Existe un problema añadido. El cambio de modelo productivo a otro más verde y sostenible va aprovocar desaparición de puestos de trabajo y creación de nuevos, pero va a existir un impass que va a durar más de cuatro años. No parece tenerse en cuenta. Debe dar igual, las cifras cuadran.
En definitiva, los garantes de la nueva política, la de la gente, nos transportarán en el tiempo hasta poco después de la Segunda Guerra Mundial, a aquel capitalismo buenista permitido por las élites de la época que mantenía adormecido cualquier conato de revolución, pero verde (que mola). No son una alternativa, no son más que un camelo del sistema para que no veamos más allá. Muy gatopardiano, la verdad.
Podemos, ¿queremos?