Esta crisis, sí la pagamos. Y a mi parecer no la deberíamos pagar, al menos, todos y a este precio. Tenía un jefe que nos solía decir: “el mundo funciona porque cada uno hace lo que debe de hacer”. Diez años después le encuentro más sentido que cuando me lo decía.
Empiezo con esta entrada, una trilogía con la que me gustaría reflexionar sobre la responsabilidad en el sobrendeudamiento del sector privado de nuestro país. Para ello, trato de pensar hasta que grado los consumidores hemos sido culpables de pedir prestado algo que no podríamos devolver, después haré lo mismo con las entidades de crédito y finalmente, con el Banco Central y Gobiernos.
¿Se les puede exigir a los ciudadanos que entiendan sobre gestión de riesgos? Ojalá, sería perfecto. Se nos puede exigir que gestionemos el riesgo de cantidades no muy elevadas de dinero, para un tiempo prudencial. Se nos acusa de habernos endeudado en demasía, cantidades de principal de alrededor de 400.000€, con plazos de devolución de 25 o 30 años. Íbamos al banco y nos decían que nos financiaban el 100% de la vivienda, y un poquito más para muebles y/o coche. Casa inflada de precio, el banco nos lo inflaba aún más. El PIB crecía, “el milagro español”. Dinero que no tenemos, pedimos prestado (todo normal). ¿Podemos generar esta cantidad de dinero durante este tiempo? Si nos basábamos en las condiciones de ese momento, por supuesto. Teníamos trabajo, perspectivas buenas, tipos bajos, y tampoco somos expertos en gestión de riesgos. Escalando en la famosa Pirámide de Maslow estábamos viendo la cima y… Ya sabemos como estamos.
Respecto al precio, tu pedías 400.000€ (barato me parece) porque querías un adosado con su terracita y jardín. Ibas al banco y les pedías el dinero, ellos te decían, que la vivienda la podían tasar en 425.000€ y me la podía amoblar. Perfecto, ¿por qué iba a decir que no? Si pasa cualquier cosa, siempre la puedo vender y recuperar las inversión. Pero, ¿cuánto me costaba la casa de forma aproximada? Pedía 425.000€, a un tipo variable Euribor más 0,75, alrededor del 3,5% (aproximadamente), método francés, a 30 años, para que fuera “más cómodo” de pagar.
Por sencillez, voy a suponer que las condiciones de tipos de interés se mantienen constantes de media:
CONCEPTO
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CANTIDAD
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Cuota
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1.908,44
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Última cuota
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569,64
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Mensualidades
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360
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Capital
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425.000
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Intereses
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253.340,49
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TOTAL A PAGAR
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672.340,49
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Casi, 2.000€ mensuales y dependiendo de la evolución de una cosa llamada Euribor, que no sabíamos muy bien que era. La familia, trabajando los dos, 2.400€ uno y 1.800€ el otro, no había problema, incluso tenían margen.
Atendiendo a las diferentes teorías sobre el consumo, observamos como la decisión se tomaba según la renta disponible. Cuándo lo más conveniente hubiera sido hacerlo según la renta vital.
Si han leído alguna entrada de mi blog, adivinarán que no voy a eximir de culpa a los consumidores por haberse endeudado demasiado. Pero, no tenemos, la mayoría, una educación financiera que nos permita defendernos en estos casos. En la Educación Secundaria Obligatoria no existe y no es que sea una cosa sencilla, sin importancia. Además, parafraseando a J.K. Galbraith, somos víctimas de una “Economía del fraude inocente”, una de sus armas es la publicidad. Se nos mostraba lo maravilloso de un nuevo hogar junto aun campo de golf, si no lo hacías eras poco más que tonto. Paga con tarjetas de crédito, cómprate un BMW para ir a la obra, viaja, esquía,… Después, particularidades de país, cobra parte del sueldo en negro, esta cantidad no se escritura, por favor sin IVA y otras cosas más. También nuestra mentalidad está predeterminada a la propiedad. Cuándo me preguntaban porque no me compraba una casa, yo contestaba, a veces con apuro, que me parecían muy caras y que prefería el alquiler. La respuesta era muchas veces la misma: “Al menos si te la compras la casa es para ti, y no tiras el dinero en un alquiler”. Esta frase era cierta hasta cierto punto, si tenías 30 años y te endeudabas 30 años más, es como estar alquilado (encima en la misma casa) casi toda la vida.
En resumen, en parte somos culpables de la quiebra de la unidad económica familiar, por no ser precavidos y ciudadanos. Por otra, no podemos ser responsables de algo que desconocemos porque nadie nos lo enseña Tampoco de los engaños a los que somos sometidos durante las horas que pasamos viendo la “gran pantalla plana”, escuchando la radio, o caminando por la calle.
¿Y si alguien nos hubiera parado?