Izquierda y ciencia económica.


Hace un año, escribí un artículo en el que exponía mis dudas sobre la estrategia de la izquierda sistémica de abandono de la economía como marco de debate electoral con la derecha. No sólo eso, además, añadía que ciertos mantras que desde la progresía se iban repitiendo no eran ciertos o, al menos, demostrables.

A lo largo de esta semana de caluroso junio han vuelto a aparecer los mantras y se han abierto algunos debates que creo que son interesantes destacar. Por ejemplo, un mantra es aquel que compara la salida de las crisis del 2008-2014 y 2020-2023. ¿Son comparables? ¿Podemos afirmar, científicamente, que existen diferencias entre cómo se salió de la crisis financiera y posterior de deuda respecto la actual?

En primer lugar, hay que afirmar que han sido dos crisis diferentes y que, indudablemente, no podemos comparar las medidas adoptadas para salir de ambas. Es como si dijéramos que para curar un cáncer de pulmón y otro de colon hemos utilizado estrategias diferentes. Pues, sí. ¿Significa esto que las medidas adoptadas en ambos casos eran únicas e inevitables? No.

En el caso de la crisis financiera y de deuda del primer periodo se optó por la conocida “austeridad” y supuso un error, al menos, para aquellos que abogábamos por un menor sufrimiento de la población y que las entidades financieras asumieran un mayor coste. En EE. UU. se optó por esta segunda vía y salieron antes y más fuertes de esa recesión. Por lo cual, podríamos afirmar, sujeto a alguna restricción, que Europa y EE. UU. aplicaron políticas diferentes para salir de la misma crisis y los resultados fueron diferentes.

En cambio, para comparar el impacto de las diferentes medidas aplicadas entre ambas crisis, estas deberían ser, en algún modo, comparables. En mi opinión, no lo son. En la primera, empezó en una crisis financiera que acabó afectando a la economía real, mientras que en esta última ha empezado en la economía real y, bancos centrales mediante, esperemos que no afecten al sistema financiero.

Un último punto que me gustaría destacar es si, realmente, estamos saliendo de manera diferente de estas dos crisis. Si para remontar la primera decidimos acometer una devaluación interna, ¿no estamos haciendo lo mismo ahora?

La izquierda sistémica, si realmente aspira a ser alternativa a la derecha, debe reformular sus bases económicas y aceptar que, sistémicamente, TINA (dentro de muchos matices). Aplicar el método científico a las propuestas económicas que hagamos es condición necesaria y aceptar los resultados, también. Aunque creo que utilizar el marco capitalista para combatir al propio sistema no deja de ser un error.

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