O los economistas que nos machacan con sus previsiones son muy malos o bien, se demuestra que claramente nuestra profesión no es adivinar el futuro. Además, querer hacer ver a la sociedad que la economía no esconde ideología está convirtiéndose cada vez más en elgo difícilmente incuestionable.
Este año pasado, 2015, se celebraban las terceras elecciones autonómicas en Catalunya desde el 28 de noviembre del 2010. Esta etapa ha venido caracterizada por la voluntad de autodeterminación de la sociedad catalana, hecho que ha condicionado el panorama electoral, catalán y español, así como a su economía.
Hemos escuchado cualquier cifra, cualquier pronóstico, sobre como afectaría una supuesta independencia a la economía catalana. Pero, como he dicho antes, cuando se habla del futuro todo es posible. Lo que parece más cuestionable es que se pretenda cambiar la realidad para convencer sobre la bondad, o maldad, económica de esa hipotética situación.
La supuesta inseguridad que el proceso había supuesto para los inversores nos venía amplificada por los medios de des-información.
El golpe independentista congela las inversiones empresariales en Cataluña
La inversión extranjera en Cataluña cae un 45% en pleno proceso independentista
¿Quién miente sobre las inversiones extranjeras en Cataluña?
El proceso independentista «ha robado» a los catalanes el 3,5 del PIB, según SCC
Pues bien, no parece que sea así, salvo que se estuviese hablando de lo que se hubiese recibido si no se hubiese iniciado este proceso.
En el siguiente gráfico observamos como la disparidad de las tasas no nos permite poder entrever ningún comportamiento sistemático.
Las variaciones pueden ser debidas a múltiples circunstancias (legislación laboral, situación económica, etc) y entre ellas, por supuesto, la estabilidad política. Lo que no se debe perder de vista es que el incentivo para invertir rdica en la posibilidad de recuperar esa inversión, y no en la bandera.