Imaginad, por un instante, que la República Catalana es una realidad. Algunos pensaréis que mal, otros que bien, incluso algunos que os da igual. Generalmente, los del primer grupo suelen lanzar mensajes apocalípticos ante tal posibilidad. En cambio, los del segundo grupo auguran una grandísima prosperidad económica como para que los EE.UU. se echen a temblar. Los últimos, bueno, a mi me dan igual. Aunque lo cierto es que nadie lo sabe ya que depende de muchísmos factores que están en el aire.
Países diminutos en tamaño suelen tener mucho éxito en la economía globalizada. Vean estos ránkings:
